jueves, 10 de mayo de 2007

Confirmación

Ya llevaba tres años tratando de creer en ese Dios del cual tanto hablaban en cada tema de confirmación, faltaba menos de una semana para confirmarme, al fin mi tío sería mi padrino, por lo menos por el tiempo en que se mantenga entre nosotros, ya que sufre de una fuerte enfermedad a los pulmones, también podría apaciguar de una vez por todas el odio que sentía por más de algún compañero de confirmación, en especial de una joven que se había burlado de mí, y de lo que sentía por ella.

Para el primer ensayo de confirmación estaba todo el grupo reunido, excepto yo, que estaba a un lado escuchando música, me sentía más alejado que nunca a mis compañeros, a mis “amigos”, entonces un compañero me ve, y se acerca a mí preguntándome si acaso iba a ir a la fiesta de despedida del grupo, a lo que le respondo negativamente, le explique lo que sentía por el grupo, que después de confirmarnos no me juntaría mas con ellos, y que no sentía nada de afecto por algunos personajillos que se confirmarían con migo. Después de eso, llego mi monitora para entrar e ensayar, nos designaron nuestros respectivos puestos, ensayamos la forma de responder al sacerdote, y la forma para salir y entrar. Al terminar todo nos fuimos a nuestras respectivas casas.

Ya faltaba sólo un día para la ceremonia, era nuestro último ensayo, teníamos nuestros respectivos traseros en el asiento indicado, ensayamos la presentación del grupo, la forma para salir al comulgar y al confirmarnos, y entonces, sentado en mi lugar, recordé el tiempo de preparación; el tipo que nos decía como debíamos hacer cada cosa nos comenta que venir formales para la ceremonia, ya que debíamos estar formales para Dios, y pensé “¿porqué diantre había que estar formal para Dios?”, supongo que si existe algún dios, a éste le debe importar un bledo nuestra apariencia física, a el le debe importar más lo que uno piensa y hace, a la apariencia, entonces recordé aquellos temas de la preparación en los cuales con una simple opinión ponía en jaque a la monitora del grupo con mis teorías anti-iglesia; de pronto el tipo nos pregunta que si acaso estábamos confesados, yo respondí afirmativamente, aunque no lo había echo, no me gustaba eso de la confesión, no encontraba sentido que a la ora de “conversar con Dios” se pueda hacer libremente, pero para ser perdonado un sacerdote debía intervenir. Entonces el último ensayo termino, y solo un día faltaba para la tan esperada ceremonia.

Era el día sábado 28 de abril del 2007, el reloj decía que habían pasado cerca de diez minutos después de las tres de la tarde, que había llegado tarde a la última reunión como grupo de confirmación de la capilla San José. Todos vestíamos elegantemente, los fotógrafos realizaban su trabajo de una forma obsesionada, como si fuéramos estrellas de rock o algo por el estilo; la ceremonia comenzaría a las 16:30hrs a si que nos llevaron a una pequeña sala para que, utilizando un rosario, “le pidiéramos al espíritu santo que nos llenara de sus dones”, y posteriormente se nos entrego una medallita de éste, traía el dibujo de un ave (asumo que era una paloma) enviando siete rayos de luz hacia el suelo, todo en un fondo rojo esplendoroso y avasallador, en mi opinión, la medalla mas hermosa que se nos ha entregado, no por su significado, sino por su gran calidad artística referente al dibujo; después de un largo rato de oración, entramos a la iglesia, a es burda edificación de piedra y concreto, la cual dice guardar a Dios y te llama a entrar, ya que sin no entras no estarás cerca de él. ¡PATRAÑAS! ¡FALSEDAD MÁXIMA! Si Dios existiera, estaría en todas partes, no estaría lejos de nadie, este donde este, sea en una tribu indígena sin ningún contacto cristiano, o en un santuario de oración.

Eran eso de las 16:20hrs, mi padrino no aparecía, me pare a buscarlo, les pregunté a mis padres, sabía que el había despertado muy mal, su enfermedad a los pulmones ya le estaba pasando la cuenta, la espera se hacía demasiado larga, me sentía extraño, tenía ira, pena, susto, incertidumbre y nerviosismo, mis manos sudaban de una manera abusiva, pensé en no confirmarme si algo le había pasado a mi tío, en echar a la basura estos tres años de una preparación inútil, en unas charlas que jamás lograron convencerme en la existencia de un ser supremo; faltaban menos de dos minutos, cuando desde la puerta, aparece mi futuro padrino, se notaban como nunca los años que llevaba encima, y el peso de su enfermedad, pero su sentido del humor no se opacaba, ya que al saludarlo me dijo: “ no te acompaño mas a esta lesera de iglesia, mira tú que se le ocurriera a Dios hacerme enfermar justo hoy día”, entonces le indique el lugar en el que debía sentarse, y regrese a mi lugar de partida. La ceremonia comenzó, entramos uno por uno, tal y como lo habíamos planeado, los monitores presentaron a cada integrante de sus respectivos grupos, luego se leyeron las lecturas y salmos correspondientes, se leyó el evangelio y comenzó el momento de renovación de los votos bautismales, así que aproveche de negar cada una de las promesas que mi padrino de bautizo, al cual no veo nunca, hizo por mí, como la existencia de un Dios padre bueno y misericordioso, ni en Jesús como su hijo, y menos en la existencia de un ser maligno que haga que la gente cometa “hechos indebidos”; todo esto no significa que no crea en Dios, creo en un dios, pero no el que sale escrito en la Biblia, sino en uno que es tan bueno como malo, creo en Jesús también, pero como un ser humano mas que nació, vivió, y murió, pero que se hizo notar por enseñar valores de amor y respeto a la comunidad; luego vino el momento principal de la ceremonia, cada uno de nosotros se acerco al altar, con su padrino atrás, el cual tenía su mano derecha en el hombro de su ahijado, y una vela roja en la mano izquierda, fuimos presentados a Dios en el nombre del Espíritu Santo, y nos sentamos, luego fue el turno de la presentación de ofrendas para terminar con la ceremonia del pan y el vino, y nuestra posterior retirada. Cuando estaba avanzando de entremedio de la muchedumbre, se acerca mi hermano, me abraza y felicita (fue el primero en hacerlo), y, evitando a mis compañeros de grupo, salí por una puerta lateral. Cuando me dirigía a la entrada de la iglesia a buscar a mis padres y al resto de mi familia escucho a alguien gritar-¡¡NINÍ!!-eran tres de mis amigos, compañeros de colegio que habían venido ha verme, entre ellos, mis dos mejores amigos, ellos traían con sigo el saludo del resto del grupo de mis amigos y la respectiva justificación de su inasistencia, nos sacamos fotos, y nos fuimos a mi casa junto a mi familia, ya estaba confirmado, confirmado sin haberme confesado, y negando la creencia eclesiástica. Esta seria una de las ultimas veces que pisaría una iglesia.

1 comentario:

Unknown dijo...

holi

que bueno que te haya gustado lo que escribo, sabes yo me confirme ya hace un par de años y ahora soy animadora de confirmacion sin embargo yo a los tipos nos les enseño esas cosas, creo que el problema radico de tus monitores, pero filo hay sentimientos que comparto contigo mis compañeros mejor ni recordarlos, imaginate pero aorendi que la iglesia no es nada nada nosotros somos la iglesia nosotros somos Dios y nosotros estamos en Dios o algo asi .

ya cuidate xau